Wednesday, March 21, 2007

AMBAR.
¿Se acuerdan de Ambar? Regreso. Es la continuación de un cuento que empece a escribir hace tiempo, creo que como dos años, lo anterior esta en otros posts, en Agosto del 2006, casi al principio del blog...
Despertó, se le había hecho tarde. Vio por la ventana como se colaba luz de más, normalmente la luz de la mañana es más gris, esta era más amarilla y brillante. Volteó hacia el lado contrario viendo la puerta blanca de su closet, la pintura despostillada formaba manchitas acá y allá, fijo su atención en las manchitas, las inspeccionó con detenimiento, midió sus perímetros, calculó los ángulos entre sus líneas mentalmente, se quedó viendo fijamente en un punto intermedio hasta que perdió el enfoque y las manchitas se empezaron a juntar en su visión, hasta que se unieron…
los globos…
que sueño más raro…
esos globos como vivos apretándose así…
la explosión, las flores…
ella, al final, había sido como las flores, flores de vapor.
Se levantó para bañarse recordando los sucesos del día anterior, tenía que conseguir más aceite con aroma de durazno. Ojos pequeños, con mirada extraña. -Ojos de papel volando-, pensó y se hecho a reír. ¡Mariachis! ¡Bah!, pero que bien describía esa frase a aquellos ojos, -Ojos de papel volando-. Hay unas mariposas blancas que parecen una servilleta arrastrada por el viento cuando vuelan, así aquellos ojos eran como una mariposa/servilleta, volando en medio de las hojas danzantes que caen en el otoño. Dentro de esos ojos podía verlo todo: los árboles, el viento, las hojas cayendo y un par de mariposas blancas en medio.
Baño
Escuela
Casa
Parque
A partir de ese día, este fue el orden de los días de Ambar. Todos los días al final iba al parque, con un libro en la mano, un nuevo tubo con durazno que destapaba a las seis de la tarde como rutina y la esperanza de volver a ver volar aquellos ojos. Leyó varios libros, aprendió mucho. En cada libro aparecía aquel sujeto actuando como un personaje diferente, fue un compositor de canciones, un enviado a la guerra, un exiliado chileno y un montaraz que llevaba sangre real en sus venas. Lo veía en sus libros, lo veía reflejado en los charcos de la calle, lo veía en sus sueños, pero nunca caminando sobre el camino de piedra con la luz anaranjada sobre la cara como aquella tarde. Espero mucho tiempo, muchos meses.
Un día cuando iba llegando y se disponía a sentarse en la misma banca de siempre subió la mirada y se encontró con esos ojos…
& 10:37 PM