Cuando empecé a verte humano me acerque a ti. Tal vez me acerque más de lo que tu querías que me acercara. La vertical se volvió horizontal, empecé a verte a mi lado en vez de arriba. A mi lado, igual a mi, con virtudes y defectos, con recuerdos amargos, muy amargos y dolorosos, pero tambien con recuerdos gratos y brillantes como piedritas de colores transparentes. Dejé de seguirte, para caminar junto a ti, las cosas mas horribles que había visto en mi, las vi en ti también, y me mire menos dolorosamente. Te vi vulnerable, injusto, ilógico, necio. Te vi sensible, abierto, inteligente y elocuente. Y entonces comencé a verla a ella. La vi tan frágil, me dolio tanto, me dolió no haberla visto antes así, la vi tan triste. Fue muy difícil, lo es aún, toda mi vida estuve tan cerca de ella y en esos días me di cuenta de que en realidad había estado muy lejos. Nunca he sentido un dolor igual, nunca he estado tan preocupada por alguien. Era muy confuso, por que se supone que tu debías de cuidar de mi, no al revés. Lo intente, por que te quiero infinitamente, le hice hoyos a mi corazón al hacerlo, pero fui a ayudarte, de la forma que creo es la correcta. No estoy segura de que haya tenido resultados, pero estoy dispuesta a hacerlo otra vez, a hacerlo mil veces y a tirarme al abismo para darte la mano y sacarte de ahí, y que salgamos las dos juntas. Y ahora los veo a todos ellos, los que estuvieron antes, y trato de entender un poco más, tambíen los hago humanos y se me llenan todos de magia. Y me entiendo más, avanzo pesadamente, me reflejo en todos ustedes y me da miedo, pero a veces me siento orgullosa. Y ahora entiendo que soy ustedes, soy una prolongación de ustedes, por eso parece que les duele tanto que me quiera hacer libre, desde tan pequeña. Pero se que también les llena el alma.
Mis ojos cansados de mirar hacia adentro buscan una salida en códigos indestructibles pero a la vez tan etéreos.
Tengo miedo
la tarde es gris
y la tristeza del cielo se abre
como una boca de muerto